miércoles, 30 de enero de 2008

Metamorfosis personal.

Palabras que flotan en el aire, mientras el crepúsculo cansado decide pernoctar solitariamente.
Desesperación permitida de goce incrédulo pululando por mi anatomía.
Labios humedecidos de saliva satinada que se reseca por la excitación verbal.
Y vos allá sentado viéndome hablar sin parar.
Cuentos mil veces relatados y poemas cien veces leídos. Anécdotas mil veces contadas.
¿Por qué?
¿Me lo preguntás?
Porque vivo para esto. Porque sueño no soñado se convierte en poesía, porque vida imposible se transforma en cuento. Porque yo he mutado a lo que ves ahora.
Yo soy letras, soy palabra, soy cuento. Soy fantasía y realidad. Soy historia. Soy lo que estás leyendo.
Yo soy esto. ¿Te gusta?

sábado, 26 de enero de 2008

Inexistencia.

¿Qué hacer con todo este amor que estalla en mi pecho?
Cada noche es una eternidad y cada día un infierno.
Quizás sea que veo tu retrato y mi corazón se desentiende.
Porque grito por no tenerte y lloro por tu inapetencia.
Cada paso dado, no es más que un repliegue
Y cada beso regalado no es más que expiración.
Si supieras, tan solo si supieras que estoy aquí.
Escribiendo palabras que no tienen consecuencias.
Seria sencillo, tal vez, guardar mis alas y recluirme a morir.
Sería más trágico, pero menos doloroso;
Y la herida que dejás en mis labios jamás besados por los tuyos
Se transformaran en pústulas ardientes.
Estoy sangrando, y busco ahogarme en mi propio desagüe.
Pero vivo para sufrirte, y reclamo afecto de tu parte.
Tu expresión es más poderosa que todos los dioses,
Tu mirada, siempre disipada; es un látigo a mi melancolía
Y mis manos, ya agotadas no saben por qué escriben
Si estas letras no serán leídas, ni se descubrirán canción.
Sin embargo, ya casi dormida, otra vez me despido de vos,
Creyendo que tal vez a la distancia te robe un pensamiento.

sábado, 19 de enero de 2008

Se busca con urgencia compasión.

Esa mañana caminé despacio. Odio caminar despacio, me parece estar desperdiciando la vida, sin embargo caminé despacio.
Me hice a un lado y compré el diario. El mismo que todos los días, que tiene mucha foto y poco texto. ¡Como si tuviera tiempo de leer esos diarios que tienen mil páginas y todo escrito!
Lo leí en una patada mientras esperaba el colectivo. Me quedaba la sección de policiales, pero con las manchas de sangre y las casas pacatas que revelaban las fotos, ya sabia que había muertos y afanados. Siempre lo mismo.
Cerré el diario y como todos los días me subí al bondi.
-ochenta. – hablé al chofer, quien fumaba un cigarrillo delante del cartel de “prohibido fumar”
- ¿hasta donde vas?- me inquirió de forma socarrona mientras me echaba todo el humo en la cara.
- Cabildo y Rivadavia. Ochenta.- Repetí.
- no querido, es un peso y si no te gusta llama a la CNRT que te van a contar que subió la tarifa.
Busqué las monedas que me faltaban y pague el bendito peso que ahora cobraban por diez cuadras de mierda. Pensé que al otro día podrías salir más temprano y llegar caminando, así también me ahorraría de ir al gimnasio que el medico recomendaba por el corazón.
Me senté en la última fila, y sin darme cuenta me quedé dormido en un santiamén. Me pasé cuatro cuadras. Me despertó el celular, era mi jefe preguntando que por qué todavía no había llegado. Cinco minutos tarde y se pone como loco.
Corrí hasta la puerta del trabajo, me arreglé como pude la corbata y el saco; y ensalivándome las manos, le dí un toque de gel al pelo.
Trabajé duramente las diez horas del día, atendiendo gente, intentando hacer que alguien sacara una maldita tarjeta de crédito. Nadie me escuchaba, ni siquiera me miraban por respeto, pero el pendejo de dieciocho años, que trabaja en la otra mesa ya había convencido a cinco viejas putas de que la mejor decisión era una tarjeta de crédito.
Ahí me dí cuenta que estaba viejo, y no solo viejo; sino triste. Caduco, corriendo todo el tiempo para ganar un poco de nada. Sintiéndome íntegramente mal por un poco de nada.
Pero fui un tonto, no tenía tiempo para pensar, no tenía tiempo para avergonzarme de no haber echo nada de mi vida, no tenía tiempo para pensar que no había formado una familia, ni había sido feliz.
Tenía que aprovechar el tiempo para trabajar, y no lo hice.
Hoy desperté más temprano que ayer, y lo único que tengo entre mis manos, es una carta de despido.

viernes, 18 de enero de 2008

Piel de púas.

¿Ahora te atreves a mirarme así?
¿Ahora buscas de mi lo que nunca quisiste?
Me hastié hace tiempo de esperar y ser golpeado, y no encontré abrigo a mi desamparo.
Y ahora tú vienes a decir que he cambiado, cuando obligaste a mi esencia transformarse en demonio.
Ahora ansías mis caricias, cuando tus puñales destrozaron mi cuerpo en forma de palabras.
Hoy es tarde, y tan tarde te has dado cuenta.
No vengas a suplicar misericordia, no vengas a reclamar que me revierta. No vengas, ya no vengas.
No vuelvas, mira en que me has convertido. Las heridas no cicatrizan, se transforman en espinas.
Ahora soy yo quien lacera, y castigarte es lo que más deseo. Pero, ¿sabes que es lo que mas me apasiona? Que de dañarte, me siento enfermo, sin embargo, más fuerte, más eufórico.
Ya no vuelvas, ya no me busques.
¿Qué será de mí?, ya no curiosees.
Ya no muestres importancia, lo grandioso lo has alcanzado. Y este hombre que hoy es piedra, ayer fue quien realmente te amaba.

martes, 15 de enero de 2008

Desiertos de mi alma

A lo mejor no muera de extrañarte,
pero sin duda puedo agonizar.
Esto no es espera, ni tampoco descanso,
solamente constante añorar.
y porque te adoro, es que quisiera que no ocurriese.
ay dios si me oyes! quién lo pudiera evitar.
Se me hace tan difícil seguir el viaje.
Estás tan lejos.
Espero con ansias el reencuentro,
deseo que no rías pues todavía no te vas
y sin embargo ya sufro las nauseas de tu ausencia.
La tristeza de esta cama vacía,
de este inmundo frío que me carcome,
del insomnio que me envuelve en la desdicha,
del sol que no alumbra, sino quema.
De esta mente y este alma que no perdona.
De que te hayas ido, dejándome sola.
Enojada y angustiada por la soledad,
pero siempre tuya. siempre amándote.




Para Gastón. con el amor más grande en el pecho. te amo.